domingo, 11 de mayo de 2014

FLORECER Y DEJARSE ILUMINAR


Florecer y dejarse iluminar por la luz 
de un sol poderoso que a veces, 
despiadado, daña mis ojos.
Recoger el fruto de la reflexión, 
del camino bien andado, 
de la luz que nos baña por dentro e ilumina 
nuestros pasos al caminar. 
Fluir, siempre fluir. 
Volar y dejarnos llevar por el aire limpio de nubes 
que dejan atisbar a lo lejos 
las últimas nieves del invierno 
en contraste con el campo bañado de amapolas. 
Y el fruto, que estuvo en barbecho por un tiempo...
que se dejó cuidar por quienes labran la tierra, 
que espero y tuvo paciencia...
es hoy una serenidad plena y absoluta
que me hace estar más inquieta y segura 
de mi misma cada día...
para dar a luz, 
a diario, 
sueños que llegarán, 
ideas por descubrir,
poemas que escribir. 

Así me siento hoy, 
ese es mi compás ahora...
elogio de la lentitud y de la vida. 

(Foto: mi amiga África me regaló esta foto de un abril florido y luminoso en Candeleda, Ávila)

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