Quizá parezca absurdo, tonto, bobo, simple, sencillo.
Quizá pueda sonar a chanza o burla.
Quizá piense alguien que mi cabeza se ha vuelto loca por la luna que redonda toca incluso el borde último del universo y que revuelve todas mis emociones...
Lo cierto es que he descubierto que el placer más absoluto se esconde y habita en las situaciones, hechos, acciones, emociones más simples, sencillas, bobas o increiblemente tontas.
Quizá es que estoy imbuida en el vuelque de emociones y sentimientos que vivió la gente en el pasado taller de noviembre, del que prometo referencia en este blog con texto lindo (seguro)...quizá es que las emociones de este poderoso grupo me tienen aquí pegada a las teclas impacientes de mi ordenador, que lleva teniendome presente todos estos días y que desea con todas sus fuerzas finalizar antes de que le den las uvas. Para poder descansar y dedicar mis tiempos a otras tareas, otras fuerzas, otras experiencias.
Por eso, a las 20 horas, me he comido una galleta maría fontaneda para experimentar las mismas sensaciones que expresaban las chicas de noviembre....cómo se deshace en la boca, su olor, su textura, el regreso a la infancia, los plenos sentidos...Y como no podía ser de otro modo, he necesitado escribir acá sobre mi experiencia.
Una sugerencia, hagan lo mismo. Imaginen que nunca se comieron una galleta, a ver qué ocurrre...Y si quieren me lo cuentan ¡¡¡
No me he vuelto loca, sigo más cuerda y creativa que nunca.
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