Nos hemos acostumbrado
a no mirarnos a los labios
al expresarnos,
a no sentir el cuerpo del otro en un abrazo,
a imaginarnos a la persona viendo sólo la intensidad de su mirada.
Escondemos tanto en este tiempo indeseado
que nos obligó a alejarnos de quienes amamos.
Nos hemos acostumbrado a expresar más desde la palabra que desde el cuerpo.
Hemos afrontado y aceptado cubrir nuestros deseos tras una máscara de carnaval perpetuo
y a quedarnos mudos de sonrisas sin un motivo concreto.
Pero no nos acostumbremos,
ruego al Universo,
a que sea normal la violencia,
el egoísmo pandemico
y la falta de empatia
hacia la vida de quienes realmente son los damnificad@s de este tiempo...
Nos hemos acostumbrado
a no recibir besos
y abrazos de luz y al alma,
en carne y hueso....
Tendré que acostumbrarme,
Rafael Amor
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