Fluir desde mi centro,
desde lo más hondo y profundo de lo que soy...
sin más alas para volar que la certeza de que puedo,
de que la transformación es posible.
Como los árboles que florecen en primavera,
como las plantas trasplantadas que se agarran con furia
a la tierra nueva que recién las acoge.
Tierra nueva traigo,
savia nueva crece dentro mía
y me sale a borbotones por los poros,
por la piel,
por los sentidos amplios que voy expandiendo lenta.
Tierra nueva que me acoge
y me hace crecer
y empoderarme.
Tiempo de barbecho he vivido,
de creatividad,
de reflexión y auto sanación incluso.
Que bueno el regreso,
que bueno el fluir tranquila y sosegada
con los pies descalzos de prejuicios
y el alma cargada de energía y entusiasmo.
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