No concebimos el flamenco sin la música o la percusión.
Y la percusión está también en el cuerpo, en las palmas, en los pies, en el propio ser.
Pero la guitarra flamenca es otra elevación:
impresionante cómo sus cuerdas dibujan un compás y ese soniquete gitano que tan pocos logran arrancarle...
y ella, se deja acariciar, querer, abrazar..y el-la guitarrista explora, sueña, compone,
ama, siente ¡¡¡
Eso hizo él...y muchos que le siguieron.
Sin hacer ruido se ha marchado...
Sin despedirse siquiera.
Será q los geni@s se marchan así, sin despedidas...
Será que ya nos han dado todo, que han entregado el alma...
y solo nos dejan su máximo tesoro: sus notas y su energía.
Cuando era chica y acudia a clases de danza, recuerdo sin pudor cómo me gustaba
Entre dos aguas...
lo que me fluía a mí del cuerpo con 7-8 años no es lo mismo que ahora...
Aquella composición hizo que de mí fluyera la energía y la espontaneidad.
Y si ya me dejo acompañar por cómo la música de este maestro ha salpicado mi vida,
me quedo corta al encontrar retazos de su senda en mi biografía sonora.
Ahora que no bailo, ahora que hecho tanto en falta mis pies en los zapatos
y la falda volando al aire,
el cansancio y el dolor posterior y la atención y emoción que ponía...
ahora que lo hecho en falta...
lo valoro más y mejor.
Gracias a la vida por abrirme el don del flamenco
(que se siente o no se siente),
por todo el flamenco que escuché de chica y el que soy capaz de sentir ahora.
Sin más, desde el corazón y el alma, valga mi particular homenaje al Maestro.
Os dejo de regalo una de mis letras preferidas: SOLO QUIERO CAMINAR.
Será que mi compás y mi soniquete de la vida van andando hacia ahí.