Mi corazón ya no duele,
ya no tiene miedo...ya no me duelen los desafíos de la vida ni el dolor que me causa la impotencia...Eso sí, la impotencia si duele...tiene forma de enganche fuerte en el estómago y recorre mi cuerpo como un escalofrío eterno.
Y me duele el cuerpo por todos los golpes que reciben las mujeres,
golpes no solo físicos o psicológicos...
golpes que no solo están en las relaciones de pareja, en la violencia patriarcal descargada de padres y hermanos a mujeres...
golpes que no solo reciben las mujeres que ejercen la prostitución,
golpes y más golpes...
Me duelen los golpes que las vallas publicitarias lanzan sobre nosotras dia a día: cuerpos perfectos, pelo perfecto, laxantes para no engordan y yogures que vacian el cuerpo (pero que saben muy buenos)...
Me duelen los golpes cuando voy conduciendo y un hombre, viejo o joven, se atreve a cuestionar cómo lo hago por el simple hecho de mi sexo.
Me duelen los golpes que me lanzan las miradas de los hombres, porque soy mujer y objeto.
Me duele la cosificación de las mujeres.
Sin embargo,
el corazón ya no me duele. Como a estas mujeres de países donde la violencia ha campado a sus anchas, mujeres indígenas y que han luchado y peleado por ser dignas y actoras de su propio cambio.
Y no me duele...porque creo que este mundo, jodido y doloroso, puede cambiar y puede mejorar un fisquito si nos lo proponemos y hacemos de nuestra acción algo contagioso y comunitario.
http://www.plazapublica.com.gt/content/el-corazon-ya-no-duele
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