Cómo cuesta a veces encontrarle el compás a la vida,
saber andar al paso que el viento nos susurra al oído y nos sugiere con su cadencia de voz...
Saber caminar erguida, sin miedo, afrontando cada despertar
el reto de respirar el aire nuevo que nos trae el amanecer,
liberado y consciente de miedos y bosquejos....
Cómo duelen en ocasiones los cierres que nos envuelven en el tiempo
y no nos dejan huir en ellos,
cómo duele tomar decisiones...
pero que gusto recoger su fruto y la satisfacción de la coherencia.
Y cuesta, claro que cuesta,
cada paso que damos en este caminar hacia el ser, hacia nosotr@s mism@s y hacia la esencia.
Cada minuto no vivido y no respirado
aparece después en forma de momento inspirador,
como éste que ahora yo vivo.
Momento mágico y poderoso que junto a la energía de los árboles que tanto me deleita
hace que me deje fluir y llevar....
que me peine el viento,
que me lleve a donde quiera...
dispuesta estoy y el equipaje lleno de buenas palabras para escribir
y de apertura para vivirlas.
(fOTO: Un gran árbol que me acompañó en mi viaje a tierras marbellíes hace al menos 6 años, cómo me gustaron sus raíces...
hay que ver qué valiosas se tornan en algunos momentos complejos que se viven)
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