Cae la tarde
y con ella mis malestares,
las dudas que sostenían mi culpa
y que hacían grande
poderosa
sutil
susceptible
mi angustia...
se marchan junto al sol,
despacio,
en un espectáculo prodigioso
del que solo yo soy testigo.
Cae la tarde
con su ramillete de colores
regalándome un mañana.
Con su mezcla de olores
sugiriéndome un futuro
que se me antoja amplio
y navegable.
Cae la tarde
y el mar,
el mar que me trae y que me lleva...
me deja un gusto cálido en el olfato
y me regala una visión infinita
de lo que a partir de hoy
será mi viaje.
Cae la tarde,
sigo yendo
ligera de equipaje.
(Momento reflexivo mientras intento conectar con mi creatividad)
-Foto: Atardecer en Ericeira, Portugal. Agosto 2009-
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