domingo, 20 de diciembre de 2020

EL DÍA EN QUE PERDIMOS LA CORDURA.... perdí la cuenta del número que tocaba...



Han pasado semanas y meses,

han llovido duelos y vaivenes

emocionales e indeseados

Tantos y tantas que ya no están 

Tantas experiencias duras que recordar... 

Y aún así, 

los egoísmos pandemicos a la carta

continúan ocurriendo a cada paso.

Sentir que no hemos aprendido nada

no es una opinión derrotista y fracasada

es una verdadera realidad, 

esa que palpamos cada día 

en cada lugar de este mundo. 

Se repiten de nuevo 

los mismos escenarios 

con los mismos personajes 

basados en hechos tan reales

que ni siquiera existen ya. 

Nos apena que no haya Navidad... 

Esa que parece ser la que un día 

inventó El Corte Inglés... 

Nos sentimos secuestrad@s...

!! Qué contrariedad!!

Nunca supimos qué era la libertad. 

Tantas y tantas realidades diversas 

y tanto por hacer tras este huracán pandemico

del que no saldremos si no ponemos

la energía y la fuerza

en lo que de verdad importa 

¿Por qué no dejamos ya

de mirar nuestro ombligo

quejándonos de continuo 

y colaboramos 

cuidandonos 

para cuidar que tod@s nos podamos recuperar?

¿Es tan difícil empatizar con cómo celebrará las fiestas

la gente que perdió a alguien en este tiempo,

tan insensibles nos volvió el egoísmo?

Hago fila en el centro de Salud para vacunarme de la gripe... 

el descaro para querer entrar l@s primeros siempre me inquieta...

me resulta imposible no observar 

(será la profesión...)

Varias ancianas tienen cita, 

apenas si se tienen en pie... 

Y una mujer joven con un bebé de cuatro meses pretende entrar antes que ella... 

A pesar de la mascarilla 

mis ojos tras las gafas nubladas

se expresan... 

Un jubilado tras de mi lo expresa en alto: hablamos con distancia pero hablamos.

El jubilado me dice que no entiende que me sorprenda: joven, siempre fue así, tont@ el último.

Me apena, me encorajo, me enfado...

Porque no hemos aprendido nada: nuestros egoísmos están aquí campando a sus anchas...

Esta pandemia ha triplicado la capacidad de dar de los generos@s

Y ha hecho lo mismo con l@s egoístas...

Transitan entre nosotr@s

como aves de rapiña... 

Es como si lo más importante y valioso, la VIDA, 

pasase a un quinto plano

para competir con la economía 

la economía y la economía. 

En fin, los egoísmos pandemicos a la carta 

hace tiempo ya que nos robaron la empatia y la solidaridad... 

Cuidado con dejarse conquistar por ellos. 

¡¡Torres más altas han caído!!



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