Las lágrimas se agolpan
precipitadas en la garganta.
Imposible no dejarlas
abrirse paso.
Y permitir que fluyan a su aire,
en su agua de dudas
y sueños rotos.
Es tiempo de barbecho
en este mundo repentino
que, por sorpresa e impuesto,
estamos vivenciando.
Tiempo de llanto y risas forzadas,
de ausencias eternas
De luces a lo lejos y en el horizonte
que parece no querer llegar nunca.
Tiempo de utopías y deseos ardientes
que sólo aprenderemos a soñar
si confiamos
en un mañana distinto y humano.
Es tiempo de llanto.
Si. De llanto...
porque la luz
sólo tiene sentido y significa
si antes vivió en la oscuridad.