Detén tus pasos,
camina despacio
por la acera de tu calle
y ve disminuyendo el ritmo poco a poco.
No temas, nada vas a interrumpir.
A lo sumo, alguien que camina acelerado
en este Madrid nuestro,
pensará que estás loc@.
Respira mientras bajas el ritmo,
permítete pararte y observar qué sucede a tu alrededor.
Respira tu entorno:
el olor a contaminación
también forma parte del espacio,
el aire huele a vida, a veces a tierra,
a comida que sale de las ventanas
de los bares o de las casas a esta hora del día,
al mediodía....
te encuentras frente a un parque.
Hay niñ@s pequeños jugando
Hay niñ@s pequeños jugando
vigilados ante la atenta mirada de los adult@s.
Siente la dicha de volver a ser pequeñ@,
imagínate jugando con la arena,
columpiándote en el tiovivo de la vida adulta.
Que duro a veces enfrentarse a sus arranques,
que gusto volver a pensar que no tenemos preocupaciones
Ahora, sigue respirando,
date permiso para cerrar los ojos y deja que el aire se te cuele por el cuerpo
y por cada uno de sus poros, completos.
Déjate querer por los elementos, el viento soplando,
la brisa matutina,
el aire contaminado...
Todo es vida,
todo está aquí y ahora,
dispuesto para ti.
Permítete vivir este instante
porque no habrá otro igual.
Respira....
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