domingo, 13 de septiembre de 2015

CON LA MALETA A CUESTAS

Escultura de Bruno Catalano

Mi vida, mi caminar se reduce a dos mudas, algún recuerdo y mi cédula de identidad. 
No llevo más. Para la travesía que comience ya inventaré una nueva identidad. 
Aunque la mía, la verdadera me la dejo en mi país. 
Allí quedan las calles en las que jugué de niñ@, las meriendas en la plaza de mi pueblo, 
los días arduos de colegio y universidad. 
Allí quedan las imágenes, claras y precisas aún en mi retina, de mi gente: padres, herman@s, 
Allí quedarán todos mis recuerdos, los buenos y los malos, sin más. 
Y nadie, absolutamente nadie, me recordará. 
Comienzo travesía, cientos, miles de kilómetros caminando o en patera me aguardan. 
El mejor de los equipajes: la esperanza. 
Poder vivir, no quiero más, solo vivir. 
Ese es mi equipaje, busco un mundo mejor, poder alimentarme, trabajar, 
dar todo lo que soy, sin morir en el intento. 
Aún me duelen en el recuerdo, cuando duermo, el sonido estruendoso de las bombas, 
el dolor de estómago con el hambre a cuestas y el llanto de mis niñ@s pidiéndome alimento. 
Me duele en el alma sentir la despedida, salir de mi tierra, dejar mi lugar de pertenencia. 
Pero quedarme sería morir. 
Y yo quiero vivir. 

Por fin he podido escribir algo sobre las miles, millones de personas que dejan su país 
por diversas circunstancias: nos duele Siria, debería también dolernos 
África, y toda Centroamérica. 
Un textito para empatizar y reflexionar. 


India Martinez "Niño sin miedo"

No hay comentarios:

Publicar un comentario