Hace un año salíamos al balcón cada día a las ocho de la noche, justo un día como hoy tras 2 meses y medio en casa, esos aplausos dejaron de darse porque podíamos salir a pasear de 8 a 9 de la noche. Las calles de la ciudad se plagaron de caminantes, parecían las ciudades paseos marítimos al caer el sol. Madrid Rio nunca tuvo tantos visitantes y jamás se vio a tanta gente practicando deporte.
Hace un año nos quejabamos de que faltaban sanitarios, de que la gestión de la pandemia estaba siendo pesima, de que nos estaban robando la vida y que los niñ@s jamás nos perdonarian lo que estaban viviendo.
Hace un año, pasamos por alto a la población vulnerable, a quienes no tienen herramientas y recursos para gestionar una crisis como ésta, a l@s excluidos y marginados.
Hace un año, sólo un año, añorabamos un abrazo y crecían con desvelo en nosotr@s los egoísmos pandemicos a la carta.
Y un año que ha pasado ni más ni menos. Un año en el que nunca nos hubiéramos planteado que tendríamos verano, que habría cientos de terrazas a nuestra disposición en cada esquina, que habría navidad y volveríamos al teatro. No imaginábamos siquiera que iba a llegar la vacunacion Aunque no por igual para tod@s, la vacuna no llegará a los países pobres, es un hecho y no una crítica.
Tampoco imaginábamos que en el mes de octubre se iba a cortar la luz a cientos de familias en la Cañada Real, que no se iba a solucionar el conflicto y que el invierno más duro de Madrid nos iba a dejar helados y mantendría sin luz a todo un núcleo chabolista. No sabíamos que Ayuso iba a ignorar esta situación y además se iba a permitir el lujo de llamarles gentes de mal vivir por decirlo suave desde aquí y no repetir sus palabras. Pero lo más fuerte y surrealista de todo, sería que un día como ayer, la Comunidad de Madrid iba a dar una medalla a la infancia madrileña. Ahí queda eso, ahí quedan los menús basura cuando no hubo cole, ahí queda la falta de recursos y ahí queda la POCA VERGÜENZA de la clase política.
Entre tanto, el mundo sigue girando. Hemos recuperado cierta movilidad, nos están vacunando, los hosteleros adoran a Ayuso y ella sigue sin hacer absolutamente nada ( bueno si, pasearse en un camión móvil y dejarse entrevistar por la Campos), y de pronto como un huracán pone todo patas arriba y a su antojo, para que un día de diario, MAÑANA, vayamos a votar. Y se forma la Marimorena y la ultra derecha siembra exclusión y rechazo, odio y racismo allá por donde pasa... Y Vox gana adeptos entre los vulnerables y obreros, los utiliza sin que ellos se den cuenta de que si gobiernan, la dictadura franquista se quedará en una anécdota a su lado...y que ellos serán los primeros en salir del sistema y ser parte de esos a quienes insultan y agreden. Ya se sabe, a rio revuelto ganancia de pescadores.
Ya lo dijo Saramago,
"Los fascistas del futuro no van a tener aquel estereotipo de Hitler o de Mussolini. No van a tener aquel gesto de duro militar. Van a ser hombres hablando de todo aquello que la mayoría quiere oir. Sobre bondad, familia, buenas costumbres, religión y ética. En esa hora va a surgir el nuevo demonio, y tan pocos van a percibir que la historia se está repitiendo."
Entre tanto, quien escribe, no puede plantearse otra opción política que no sea la que busque la justicia social, los derechos sociales y humanos, la igualdad a todos los niveles, el trabajo para tod@s, la educación y la sanidad pública y gratuita, los centros con Menas y no Menas, las fronteras abiertas y un techo para tod@s. Será que lo personal es político, será que la profesión dicta mi voto también, será que por encima de todo están las personas y no la economía. Será que por algo elegí ser trabajadora social.
Porque mi profesión engloba todo lo que soy y siento.
Será entonces que mañana ejercere mi derecho y no será por mi falta de compromiso y de libertad, por lo que un voto más se incline hacia el lado de los derechos humanos.
El 4M tenemos la oportunidad de CAMBIAR.
OTRO MUNDO ES POSIBLE ❤️🙌🏻💓