Quizá no despertemos mañana...
Digamos que quizá muramos hoy
Tantas veces estuve a punto de perder mi vida
tanto dolor se me acumula en las entrañas
que ya no soy capaz de curar las cicatrices de mi alma y
las tiras de mi piel.
Cuando él me juró y perjuro que fue sin querer
debí desconfiar y salir corriendo.
Cuando he querido irme ya era demasiado tarde.
En fin, morir de una paliza en la que seguro no mide
y en una de esas me revienta el cuerpo y el alma.
Total, quien me echará de menos en mitad de esta Pandemia
con mayúsculas que nos ha hecho
más insensibles y egoístas a la carta.
Total.
Una más en la extensa lista de nombres de mujeres anónimas
cada vez más invisibles.
Esa lista interminable en la que también están las que no existen,
total,
quien echará de menos a las mujeres que venden su cuerpo,
a las mujeres en situación de calle,
a las mujeres agredidas sexualmente cada día,
a las que no figuran en las listas del paro,
las amas de casa que sólo se ocupaban de cuidar a su familia...
Y en esa familia el monstruo y el infierno
echaban un pulso para ver quién se llevaba la bronca y los golpes...
Y las mujeres mayores... Ay las mayores...
Tampoco se ven todas las formas de violencia sexista,
de género y patriarcal,
todos las licencias que las mujeres permitimos día a día,
y las niñas y adolescentes consintiendo
ya un control abusivo y abusador.
Total si morimos mañana,
volveremos a salir en los medios de comunicación
que nos hablarán de una familia ejemplar...
La última noticia de una mujer asesinada
ha sido en Granada con sus 3 hijos en casa.
Quiza no llegue a mañana.
Sirva de testimonio este texto
para que si aparecemos en las listas
sea para que se siga avanzando en igualdad y en buen trato.
Ya no me duelen los golpes, tengo el alma rota.
Pero nadie me puede impedir ahora
que escriba lo que siento