De vuelta a casa.
A sentarme de nuevo ante mi espacio en blanco y a dejarme fluir.
A prepararme un café bien cargado a las 6 de la mañana y comenzar mi jornada a tope,
con ganas y energía.
A permitir que mis palabras fluyan de nuevo, a trasmitir mis hondos o superfluos sentimientos.
A recoger encantada y gozosa los frutos de la vendimia de mis creaciones
y agradecer de nuevo a la vida este Arte de lo posible que es la vida.
A sentirme bien, plenamente viva sin más intención que disfrutar cada minuto y cada instante.
A saborear el fruto de este barbecho de mis tierras que, sin duda alguna, ha merecido la pena.
En esta etapa nueva que tiene los días contados como cada calendario a estrenar,
me planteo seguir en este soniquete de palabras y emociones,
me propongo dejar angustias y pesares a un lado y
mirar atrás solo para generar con lo vivido un aprendizaje fluido y empoderador.
Que bueno este tiempo de barbecho.
Cuánto he echado de menos mis dedos deslizándose por el teclado para estar aquí,
en este proyecto vital que es Elartedeloposible.
Gracias a la vida y a ustedes por leerme y compartirme ¡¡